Curioso lector o curiosa lectora,

Publico estas memorias sin la autorización del autor, pues cuando las encontré, él ya estaba muerto y sin parientes en la tierra. Encontré el texto impreso tirado en un rincón de la bodega de la casona que adquirí recientemente en Petrópolis. Si algún familiar quiere reivindicar los derechos sobre la obra, que lo haga. Solamente publiqué este libro por ser supersticioso: como no conseguí interrumpir la lectura de los "originales", siguiendo hasta el final del relato de ésta vida sin luz, tuve el presentimiento de que se no dividiese el encanto y el espanto que me causó, podríamos ser yo y mi familia víctimas del mal que se enraizó en aquellas personas tan simples.

A pesar de la historia ser escrita en capítulos, la brevedad de los mismos no los justificaría. Sobre los títulos que dan nombre a cada uno, la misma situación. Entre tanto, traté de no alterar nada, de ser fiel a lo que el autor había realizado. Ignoré también las cuestiones de estilo.

Al editor le pareció adecuado actualizar el portugués dentro de la reglas de la nueva ortografía. Confieso que, por miedo, ni de eso quise cuidar.
Buena lectura y, se puede, pase adelante la historia. Mejor mantener el hábito iniciado por mí.

Atentamente,

El primer lector.
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